Fodechinchos

¡Ah, el fodechinchos madrileño en Galicia, una especie veraniega muy particular! Imagina a un turista que parece salido directamente del centro de Madrid, pero decidido a conquistar las costas gallegas como si fuera un explorador intrépido. Su primer contacto con el marisco gallego es digno de un documental cómico: lo ves tratando de abrir una ostra como si estuviera peleando con una nuez, y preguntando si se puede comer con ketchup.

En la playa, se le distingue fácilmente: es el que, sin entender muy bien la marea gallega, planta su toalla justo en la zona donde el agua sube más rápido que sus expectativas. Es también el que pregunta por "la siesta" a las cinco de la tarde, sin entender que en Galicia el ritmo es otro. Cuando trata de hablar gallego, mezcla palabras sin sentido y acaba pidiendo una "estrella Galicia" en lugar de una "Estrella Galicia", como si fuera un mago intentando invocar algo.

Por supuesto, cuando sale a cenar, su vestimenta de gala veraniega incluye chanclas y calcetines, y se sorprende al ver que los gallegos saben disfrutar de un buen marisco sin hacer una batalla campal. Y lo mejor es cuando trata de seguir el ritmo de los locales con la queimada, pero termina pidiendo un vaso de agua después del primer sorbo.

El fodechinchos madrileño es un espectáculo entrañable, una muestra de cómo las culturas se entremezclan con humor, torpeza y, sobre todo, mucho encanto.